domingo, 1 de marzo de 2015

iones negativos, el beneficio para nuestra salud - Las Vryas - Klaudia Nellessen

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Como nos influyen los iones negativos en el cuerpo
Cómo nos influyen los iones negativos
En física se sabe que la ionización positiva del aire es perjudicial para el ser humano, los animales y las plantas. A todas las personas, en mayor o menor grado, nos afecta este desequilibrio. Cuando la atmósfera está cargada de iones positivos sentimos que tenemos mayor cansancio, tendencia a la depresión, irritabilidad, insomnio…. Basta con recordar cuando el cielo se ennegrece y barruntan las nueves de tormenta… ¿A quién no le duele la cabeza, se siente pesado, sin ganas de moverse y, lo peor, normalmente irritado sin saber muy bien porqué….? El exceso de iones positivos se da normalmente en las ciudades debido a que la contaminación atmosférica destruye los iones negativos. Pero además los iones de origen artificial que son provocados por el aire acondicionado, las pantallas de televisión y los ordenadores, las fibras sintéticas y todo tipo de aparatos eléctricos, pueden llegar a provocar, a mediano y largo plazos, alteraciones del equilibrio natural del cuerpo humano.
Los iones influyen notablemente en nuestros procesos biológicos y psíquicos. Y esto lo dice la ciencia. La ionización del aire es fundamental en la creación y mantenimiento de la vida en la Tierra y existen factores que alteran drásticamente la proporción de iones de uno y otro signo. En química y en física, se define al ion como “un átomo o una molécula cargados eléctricamente, debido a que ha ganado o perdido electrones de su dotación normal, lo que se conoce como ionización”. También suele llamársele molécula libre. Los iones cargados negativamente, producidos por la ganancia de electrones, se conocen como aniones (que son atraídos por el ánodo) y los cargados positivamente, consecuencia de una pérdida de electrones, se conocen como cationes (los que son atraídos por el cátodo).
El aire contiene moléculas de nitrógeno, oxígeno, vapor de agua, dióxido de carbono, etc. Estas moléculas pueden dar lugar a diferentes iones. Los iones positivos y negativos existen normalmente en el aire que respiramos. Y en una atmósfera equilibrada, se encuentran en una proporción de uno a cuatro respectivamente. Los iones se producen de forma espontánea en la naturaleza por diferentes razones: radiaciones cósmicas, por saltos de agua, por fenómenos meteorológicos (tormentas, rayos, vientos, etc.), por radiaciones de la tierra y por otras muchas causas. Es una electricidad presente en la atmósfera de la Tierra y necesaria para la vida ya que, según numerosos experimentos hechos con animales y plantas han demostrado que, en una atmósfera sin electricidad estática, los animales mueren al poco tiempo y las plantas no crecen.
Los profesionales del mundo de la Arquitectura aseguran que los edificios de oficinas sin ventanas al exterior que puedan abrirse y dejar entrar el aire, pueden llegar a originar numerosas enfermedades por la mala calidad del aire que se respira en ellos. Es lo que se conoce como el “síndrome del edificio enfermo” en cuyo interior, generalmente, trabajan muchas personas expuestas a calefacciones, ordenadores, aparatos eléctricos, y lámparas con luces fluorescentes, etc.
Los iones positivos se forman por la acción de los rayos ultravioleta del sol, y por los rayos cósmicos. También se suelen producir por fricción de masas de aire entre sí, siendo el fenómeno especialmente notable en las horas anteriores a una tormenta. Los días húmedos o polvorientos hay exceso de iones positivos porque los iones negativos desaparecen al adherirse al polvo y al agua. Algunos vientos, que proceden normalmente de zonas cálidas y secas, transportan gran cantidad de iones positivos y originan desarreglos en la composición iónica de la atmósfera de las zonas por donde soplan. Un viento muy positivo es el Foehn, viento seco del sur de Suiza que sopla en los Alpes al comienzo de la primavera y del otoño. Según las estadísticas de la policía cuando sopla el Foehn, aumentan los casos de suicidios, asesinatos y accidentes de tráfico en más del 50%. Otros vientos cálidos son: el Siroco de Italia, el Mistral al sur de Francia, el Santa Ana en California, el Chinook al oeste de EEUU y Canadá, el Zonda en Argentina, el Sharav en Israel y Medio Oriente….
Afortunadamente, en el campo y en las montañas abundan los iones negativos. La ionización negativa del aire, produce relajación y aumenta el rendimiento corporal y psíquico. Pero el efecto más importante es la reducción del estrés debido a que los iones negativos reducen una hormona, la serotonina, llamada por los médicos “la hormona del estrés”. Los iones negativos se forman por las descargas eléctricas de los rayos (de ahí que nos sintamos siempre mejor y aliviados cuando decimos que una “tormenta ha descargado”), por la función clorofílica de las plantas (que se aconsejan tener en oficinas con muchos ordenadores, sobre todo las de tipo “cactus”…) y por la emisión de la radiactividad natural de la tierra. Por eso las zonas montañosas son lugares de especial ionización negativa, porque los estratos rocosos son más radiactivos que la corteza común.
Cuando se producen descargas eléctricas durante una tormenta o lluvia, la atmósfera se limpia al tiempo que el aire se “carga” de iones negativos, lo cual, en realidad, es “positivo” para la salud, ya que adquiere importantes propiedades terapéuticas. Una importantísima fuente de ionización negativa es el agua en movimiento: duchas, fuentes, saltos, cascadas, la orilla del mar…porque cuando el agua choca y la gota se divide, la parte más volátil del agua, que es la que se respira, queda cargada negativamente (Efecto Lenard). Además, la creación de clorofila por las plantas, hace que el ser humano obtenga entre otros beneficios, la mejora de enfermedades respiratorias; una mente despejada, que aumente la capacidad de reacción visual; baja los niveles de lípidos y colesterol; regula la presión arterial; reduce las alergias en incluso optimiza el funcionamiento del aparato digestivo.
Hoy en día se puede conseguir un flujo de iones negativos a través de los ionizadores artificiales. Son los aparatos purificadores que ayudan a restablecer el equilibrio natural del aire que respiramos en sitios interiores donde el aire no se renueva de forma natural. Es conveniente indicar que se ha comprobado que si bien la calidad del aire es casi 100% pura en la montaña, ese porcentaje baja a 7% en las ciudades y es de sólo 2% en el interior de hogares o centros de trabajo. Por eso las pulseras magnéticas llevan iones cargados negativamente.